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lunes, 25 de febrero de 2008

Sin título

Nos hemos bajado del barco, del acorazado. Yo en una balsa que me lleva a conquistar el nosequé; a llevarle conchitas y vidrios a mi país a cambio de unas monedas... no amo mi patria diría José Emilio Pacheco. Tú, no sé en que te bajaste, si en un neumático-flotador o si en cambio te sumergiste unos cuantos metros para entrar a un submarino acaso atómico, acaso amarillo.

¿Cómo es que podría alcanzarte de nuevo? Antes era sencillo, una notita en tu camarote pintada con tinta de calamar, o un grafitti en los vidrios hecho con un molusco llamado navaja. O simplemente visitarte en la popa cuando más estrellado el cielo, pretexto para contarte mi historia sobre el terciopelo negro, los alfileres y llamarte Baby's in black como la canción sólo por tu boina oscura; o visitarte en la proa cuando pasábamos cerca de la antártida y me describías los colores del cielo que no podía ver por mi daltonismo, pretexto para rememorar she's like a rainbow de los stones o lucy in the sky with diamonds de los beatles.

Heme aquí en esta isla ideando como mandarte un mensaje. Las botellas con un mensaje dentro son un mito; me frustra haberlo descubierto. Pensé en poner un sonar gigante para alcanzarte en el sea of the holes para que llegara mi grito y de paso reventarle los oídos a los cretinos blue meanings; pero con cocos y cangrejos es difícil construirlo. Pensé en enviarte una paloma mensajera porque igual te arrepentiste de la vida de anfibio y quizás volviste a la tierra de las murallas y de las espadas, de las guerras de moros y cristianos; pero no era buena opción porque la paloma no hubiera querido regresar al ver el puente de Toledo. Pensé en mandarte un delfín mensajero, pero el que encontré era sumamente irónico y rebelde y más que ponerme en jaque contigo, sentí celos que te enamoraras de él. También mandé una mariposa a buscarte a los campos de fresa por siempre, aquellos que me describías rojos y yo veía grises; algo la sedujo y voló a canadá en primavera. Mi última opción: un blog construido por google.

martes, 12 de febrero de 2008

Mi regreso al DF

La ciudad de México son tres horas de adrenalina por el tráfico entre gritos, claxones, mentadas de madre y carcajadas; me divertí mucho mucho y llegué muy contento al trabajo, me hacía falta vivir eso. Es la calle de reforma (la avenida más grande) llena de árboles verdes en pleno invierno y de edificios de un país más bien pobre pero no por eso son menos espectaculares.

La calle de reforma tiene varias glorietas y en casi cada glorieta hay algo representativo de méxico. En la primera hay fuente muy bonita; en la segunda hay un monumento a Colón en reparación; en la tercera hay un monumento a cuitlahuac (emperador azteca) que siempre está rodeado de gente que protesta desnuda porque dicen que el Gobierno de Veracruz les quitó sus tierras; en la quinta hay una victoria alada que quizás sea el monumento más bello y reconocido de México; y en la sexta está el monumento de una cazadora. El misterio es la cuarta glorieta, en la que hay una palmera enorme y no sé porque nunca han puesto un monumento o una escultura y se ve muy surrealista porque uno ve monumentos y monumentos y derrepente se encuentra una palmera ahí en medio! Es algo que me ha llamado la atención desde pequeño.
La ciudad de México es un puesto de hamburguesas vegetarianas en la calle a medio camino de un sendero turístico! Es el salón corona y sus tacos de pulpo! Es el restaurante del Hotel Presidente abierto las 24 horas!

Es una exposición de fotografía en el zócalo muy famosa que se llama "ashes and snow" cuya temática es de la relación entre el hombre y el animal; exposición que costaba en Nueva York 15 euros y en México es gratis y simplemente no puedes entrar porque hay mucha mucha gente.